sábado, enero 07, 2006

El Hechizo de una Risa.

Risa en el Recuerdo


Todo empieza con un imperceptible temblor de comisuras, nada permite predecir el nacimiento de la risa. Luego, tras una larga pausa, los labios se distienden, el inferior primero. Un ligero temblor en el superior anuncia, apenas, la posibilidad se una sonrisa. Los labios, poco a poco, se desgajan como pétalos en flor. Una puerta se entreabre al aliento, mostrando a contraluz, un destello rosado. Desde muy adentro, con suaves borbotones, surge la risa que desborda mansamente los labios entreabiertos. Roza apenas los dientes que, al ser atravesados, peinan cuidadosamente sus aleteos. El primer sonido se abre paso, apenas un tímido tintineo; cascabel de plata, que luego se afirma y consolida. Como sorprendidos por su misma audacia, los ojos se iluminan y baten las pestañas asombrados. El cascabel acelera el tintineo, hasta formar una vibración constante que se afirma. La boca se abre íntegramente y un gorjeo sustituye al tintineo. La risa desciende primero en fina lluvia, luego en aguacero para formar una cascada cantarina que salta y rebota, arrancando ecos, entrecortados de palabras, en todos los oídos. La boca entera se abre a la experiencia, la cavidad rosada se ilumina y se llena de fulgores, la lengua palpita asomándose a ventana de los dientes. Los ojos, allá arriba, han cambiado el aleteo por ternura, la tersura por humedad. Una lágrima coquetea tenazmente con una pestaña. Los ecos se atenúan, la risa se adormece en sus propios ecos que se van introduciendo en el recuerdo. Mientras la lágrima se marchita entre los dedos que vienen a enjugarla. La risa queda en la memoria esperando poder hacerla renacer un día…. y mientras…… la sueño y la recuerdo.