miércoles, marzo 23, 2005

El Final del Túnel

Luz al fondo


Es sorprendente contemplar la naturalidad con la que se asume la normalidad de las cosas. Hoy, al levantarme, no me ha costado ningún esfuerzo el encontrar mis gafas. Después, y entre otras cosas; he regado las plantas, pagado una factura y vaciado la basura. Ahora, acabo de coger las llaves para ir a lavar el coche.

Nada de lo que he hecho ha necesitado esfuerzo mental alguno, ni ha requerido la más mínima concentración. Todo ha acaecido como si fuese un proceso automatizado, casi independiente de mi voluntad. Solamente la decisión de ir a lavar el coche, ha requerido un mínimo análisis para comprobar que no entraba en conflicto con otras actividades potenciales y para asegurarme de que en mi bolsillo también estaban las llaves de casa.

Me pregunto: ¿Es así el normal discurrir de nuestras vidas? Si así fuera, solamente nos limitamos a salpicar de actuaciones volitivas, muy pocas, una extensa rutina de acciones regladas y pautadas que históricamente hemos ido adquiriendo, casi sin darnos cuenta de ello, hasta conformar un esquema automático que gobierna nuestra vida. La verdad, no se que sería peor; un diagnóstico precoz de Sadea o encarrilar nuestras vidas en raíles paralelos sin tener acceso ni a los controles de los cambios de agujas…….

Estoy convencido de que esa oscura alternativa no es real ni debe darse, si así nos lo proponemos. Así, esta noche; ¡Pienso dormir tranquilo!……. Lo que acabo de escribir me indica que todavía poseo el espíritu rebelde necesario para clamar y teclear en contra de la rutina tediosa de todos los días……….

Y en caso contrario ¡Viva el Sadea!....

¡Afectados por el síndrome!.... ¡Unámosnos!