viernes, abril 08, 2005

Vergüenza ajena.




“El País” reseña que una decena de diputados permanecieron sentados durante el minuto de silencio que el Congreso de los Diputados guardó, en señal de duelo, por el fallecimiento del Papa Juan Pablo II.

Es de suponer que esa actitud fue adoptada en el libre ejercicio de su libertad personal como individuos, la cursiva es intencionada, y política, en función del partido o partidos que representan.

Haciendo igualmente uso de esa libertad, desde el más absoluto respeto a sus opciones personales y políticas, que hasta puedo compartir, y en el muy improbable caso de que los despojos mortales de esa jarcia vinieran a pasar por delante de mi persona; procederé a ponerme en pie e inclinaré la cabeza en señal de respeto: a la circunstancia de su muerte, al cargo que tan deshonrosamente ostentaron y a los votantes que erróneamente, o no, les votaron.

Las diferencias de fondo deben manifestarse en todo momento….