martes, marzo 29, 2005

¡¡¡Ha vuelto a suceder!!!



Fui a visitar a alguien al hospital y, como si necesariamente tuviera que ocurrir, sucedió de nuevo. Sin saber porqué, me encontré en la sala de los niños; caras tristes, miradas ausentes, sufrimientos latentes, lágrimas apenas escondidas, La tentación nació con fuerza irresistible, hablé con una enfermera y empecé a recorrer pasillos y escaleras a la búsqueda de la cafetería, no hubo suerte, salgo a la calle en busca de un bar, luego de otro y al fin ¡Bingo!: baraja casi nueva, monedas y hasta las bolas del futbolín. Intento dejar al dueño unos euros de señal y me dice que para eso, me puedo llevar el bar entero. A toda prisa regreso a la sala, donde los niños, con las mismas miradas y las mismas expresiones vacías, estaban sentados ordenadamente mirando a ninguna parte.

¡Entonces, ocurrió el milagro!

Por si no lo sabéis, he sido, soy y seguiré siendo mago, ilusionista, prestidigitador, como queráis llamarlo. Ni el paso de los años, ni mi vida de persona seria, me hizo jamás renunciar a la magia de la ilusión, a la ilusión de la magia, a la vida impregnada de sombrero de copa. Así, todavía hago magia cuando puedo, cuando hay ojos abiertos que me miran pausados, en silencio, con ganas de evadirse un momento, un segundo, un suspiro, un ¡voila.... le tour est joué!.

Nadie puede imaginar lo maravilloso que es observar el brillo reflejado por los ojos de un niño que sale -lentamente casi sin saberlo, ni tampoco quererlo- del dolor de la desesperanza. Unos ojos que se van asomando, poco a poco primero, después con curiosidad, luego con frenesí, a un universo nuevo para él..... "el mundo secreto de la magia". La sonrisa tarda en seguir la senda de los ojos para abrirse camino tímidamente entre los dientes, tantos días apretados por el dolor y la tristeza.... -demasiados adultos en su entorno, demasiadas batas blancas, demasiadas torturas padecidas...... sin risas de niños en su entorno, ni ruidos, ni juegos.....nada-. Luego, esa sonrisa, apenas aflorada entre los dientes, llega tímidamente a llamar a la puerta de los labios, los entreabre, se apalanca entre ellos, se afirma, se afianza, y con un último esfuerzo, se abre como una flor al exterior e ilumina su cara. Luego, ya todo es fácil; el primer murmullo se convierte en carcajada, y ésta contagia la sonrisa del vecino que todavía esperaba entre los dientes, y éste al siguiente y después al otro de más allá, y al otro, y al otro.... hasta que el caudal de risas se desborda. Las manos, que se retorcían apretadas las unas con las otras, escondidas en el regazo o en los bolsillos de la bata, se deslían primero, se liberan después y se encuentran al fin como alas de palomas cuando alzan el vuelo y así con sonrisas, risas y carcajadas rubricadas con el batir de palmas, se inicia el éxtasis. Y eso no es un aplauso, es mucho más que eso, es...... como un batir de almas.

Y cuando el mago, consigue que, durante unos minutos, se produzca el milagro, que los niños sonrían, y rían, y sobre todo olviden....... entonces, muy adentro de su cuerpo de adulto, ondas de luz corren locas por sus venas, sacuden su corazón, inundan su alma...... Después, cuando se acaba la función y se asienta la calma; se charla, se ríe, se contestan preguntas que salen a borbotones revueltas con las sonrisas que aún asoman por los ojos todavía brillantes..... y entre un entrechocar de botellas de suero, desenredar de muletas, desanudar viales que se enganchan en todo.......... y sobre todo en el alma. El aluvión de preguntas: ¿Volverás otro día? ¿Me enseñarás a hacerlo? ¿Qué pasó con la carta? ¡La tenías en la manga!............. Y la ronda de besos, y el adiós, y el hasta pronto, y el resquebrajarse por dentro, al presentir el sufrir de los niños que empezará otra vez...... tan pronto como se desvanezca la ilusión...... pero muy en el fondo queda la esperanza; que en algún momento del sueño de esta noche, quizás del de mañana, soñarán todavía: ¿Dónde estaba la carta? ¡Yo busqué en el pañuelo! ¡No había nada! ¡Se remangó las mangas y desapareció la carta! ¿De donde saldrán tantas monedas? ¡En las narices no caben!........ ¿En las orejas las bolas? .........

Es una experiencia dolorosa, terriblemente dolorosa, pero única, es como dejarse romper un poco el corazón para obtener unas minúsculas gotas de felicidad para unos niños. ¡La sonrisa de un niño no tiene precio!.........y si lo tuviera ¿Quién no estaría dispuesto a pagarlo?


P.S: Recuerdo antiguo que he podido rehacer realidad hace unos días. El texto del primer recuerdo se lo dediqué a la Donna en su blog. Gracias Donna por guardarlo